Los espacios naturales invitan al movimiento. Ya sea una caminata matutina, un paseo en bicicleta o simplemente jugar al aire libre, la naturaleza ofrece un entorno estimulante para la actividad física. Este ejercicio natural no solo fortalece el cuerpo, sino que también es más disfrutable, lo que aumenta la probabilidad de que se convierta en un hábito saludable a largo plazo.